viernes, 16 de abril de 2010

"Señoras y señores, les habla su capitán. Tenemos un pequeño problema. Los cuatro motores se han parado"


A las 20.40 del 24 de junio de 1982, el capitán de la British Airways Eric Moody, a los mandos del Boeing 747 City of Edinburgh que sobrevolaba la isla de Yakarta, tomó el micrófono y anunció flemático a los pasajeros: "Señoras y señores, les habla su capitán. Tenemos un pequeño problema. Los cuatro motores se han parado. Estamos haciendo todo lo posible para ponerlos bajo control. Confío en que no estén ustedes demasiado preocupados"

Ésa es la principal causa de que miles de aviones permanezcan en tierra a causa de la nube volcánica provocada por la erupción de un volcán en Islandia y que, poco a poco, se ha ido extendiendo a lo largo de casi todo el continente europeo.

Tal como asegura Alberto Ferreras, en un artículo publicado en El País, "los compuestos volcánicos, la ceniza y la temperatura ahogan los motores y producen una erosión acelerada de las áreas salientes del fuselaje, timones de dirección y alas (los llamados bordes de ataque). Además, al desplazarse, el trayecto de las nubes volcánicas obliga a reordenar sobre la marcha el tráfico aéreo de grandes zonas del planeta, como está ocurriendo ahora en los aeropuertos de Reino Unido".

La nube tóxica ha dejado inoperativos los aeropuertos alemanes y holandeses y ha provocado, hasta ahora, la cancelación de 17.000 vuelos.


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